Cómo preparar una miniatura antes de pintarla: limpieza, montaje e imprimación

Cuando uno empieza en el hobby de la pintura de miniaturas, lo más común es emocionarse tanto que quiere agarrar pincel y pintura de inmediato. Yo lo hice muchas veces, y el resultado fue que la figura terminaba con capas irregulares, pintura que se despegaba o detalles que se perdían.
Me di cuenta de que el auténtico secreto de un resultado de calidad comienza en la preparación de la miniatura.
En este artículo quiero contarte el proceso que sigo hoy antes de aplicar la primera capa de color: desde la limpieza hasta la imprimación. Porque una miniatura bien preparada es la base para cualquier técnica de pintura que quieras aprender después.
1. Limpieza de la miniatura
Las miniaturas, ya sean de plástico, resina o metal, suelen venir con restos de fabricación: grasa del molde, polvo o pequeñas rebabas.
Al principio no le prestaba atención, pero descubrí que esas impurezas hacen que la pintura no se adhiera correctamente.
Actualmente las enjuago con agua tibia y unas gotas de jabón neutro para quitar impurezas. Con un cepillo de dientes viejo elimino cualquier partícula y dejo secar bien. Es un paso simple, pero marca la diferencia en cómo se comporta la pintura.
2. Eliminación de rebabas y ajustes
Otro error común es ignorar las líneas de molde. Son esas marcas que atraviesan la miniatura y que, una vez pintada, se notan mucho más.
Aprendí a usar una cuchilla de modelismo o una lima fina para eliminarlas con cuidado. También aprovecho este momento para hacer pruebas de montaje.
A veces las piezas no encajan perfectamente y necesitan un pequeño ajuste. Es mejor solucionarlo ahora que cuando la figura ya está pintada.
3. Montaje y pegado
Algunas miniaturas vienen en varias piezas: brazos, armas, cabezas. El montaje es otro paso clave.
Uso pegamento específico para plástico o cianoacrilato en caso de resina o metal.
Una recomendación útil es no pegar todavía aquellas partes que dificulten el acceso con el pincel, como escudos grandes o capas. Prefiero pintarlas por separado y unirlas al final.
4. La base: el primer contacto con la figura
Una miniatura no está completa sin una buena base. Colocarla sobre un soporte estable no solo mejora la estética, también hace más cómodo el proceso de pintura.
Personalmente me gusta añadir algo de textura con arena fina o masilla, porque después puedo pintarla y darle coherencia al conjunto.

5. La imprimación: el secreto del agarre
El paso que más cambió mis resultados fue la imprimación. Pintar directamente sobre el plástico hace que los colores queden opacos y se despeguen con facilidad.
Con una buena imprimación, en cambio, la pintura se adhiere mejor y los detalles se realzan.
Existen varios tipos:
- Negra: ideal para figuras oscuras o de aspecto sombrío.
- Blanca: perfecta para colores brillantes y tonos vivos.
- Gris: un punto intermedio que sirve para casi cualquier proyecto.
En mi experiencia, Vallejo ofrece imprimaciones muy versátiles en formato de bote o aerógrafo, mientras que Citadel tiene sprays que resultan rápidos y prácticos para principiantes.
6. La importancia de la paciencia
Lo más difícil de este proceso es resistir la tentación de correr hacia la pintura.
Pero cada vez que me salto alguno de estos pasos, lo termino pagando con un mal resultado. Preparar una miniatura puede parecer tedioso, pero en realidad es el cimiento de todo lo demás.
Conclusión
La preparación de una miniatura es tan importante como el color final.
Una figura limpia, bien montada, con rebabas eliminadas y una buena imprimación, no solo facilita el trabajo, también garantiza un resultado mucho más duradero y vistoso.
Hoy no empiezo ningún proyecto sin antes pasar por este ritual. Porque entendí que pintar miniaturas no es solo aplicar color, sino respetar cada etapa del proceso.
Y todo comienza antes de que el pincel toque la superficie.
Leave a Reply